Déjenme les
cuento que he estado muy clavado con el tema de las redes.
Sí, las redes. No,
no solamente las redes sociales, sino sobre el tema de las redes.
Antes, una
reminiscencia, calma, tiene su porqué.
En The Matrix ves a Neo (Keanu Reeves), ya
en la parte final de la película, después que le disparan los Agentes y detiene
en forma impresionante las balas al punto de casi tocarlo, y de pronto él, que
ya se da cuenta en ese instante que sí es el Elegido, empieza a ver a todo como
una entidad de símbolos verdes cayendo como lluvia interminable, todo, todo,
sus enemigos, el pasillo donde está, la misma existencia como parte de algo
construido, simulado, todo en forma de lluvia verde, algo que no era más que la
Matriz, The Matrix.
Fue un punto
culminante de la película, llena de fantasía y ciencia ficción, que todavía
tiene legiones de seguidores discutiendo los significados de los conceptos
construidos atrás de esa gran historia.
A mí me pasó
algo similar, y no me malentiendan, no veo a la gente hecha de numeritos verdes
cayendo como lluvia eterna simulando mi realidad.
Sino que algo me
sucedió al llegar a tres mil cien contactos en LinkedIn (la única red de la que doy cursos, las demás redes son
más, mmm, eso, demasiado sociales).
Tiene que ver con lo que me dijo un conocido hace tiempo cuando le conté que
iba a dar cursos de LinkedIn:
-LinkedIn? Ahí tengo como tres mil
contactos y no me sirven para nada.
Y siempre me
acuerdo de él.
Porque ya te
pones a pensar, ¿para qué empezaste a meterte en primera instancia a LinkedIn, para que te vean cómo eres y
te contacten? ¿Para qué te ofrezcan trabajo?
Sorry, ya estás en los cincuenta años, no hay
muchos trabajos para ti, la verdad. ¿Entonces, para qué estás en LinkedIn?
“Ahí tengo como tres mil contactos y no me sirven
para nada.”
Uf.
Y en eso llegué yo
mismo en mi red de LinkedIn a mis
tres mil cien contactos.
Siempre en mis
cursos, comento la idea de los árboles y el bosque, siendo tu red el bosque y
tus contactos los árboles, metáfora tan común que todos conocemos, pero que,
créeme, nunca pierde su actualidad. El punto obvio es ese, el de en muchas
ocasiones que por ver el bosque no ves los árboles, por ver el árbol dejas de
ver el bosque.
Todo es
percepción contextual.
(Sólo imagínate
un poco más, que cada persona tiene su propio bosque, o sea, una red de
contactos entera, una red posible de personas por conocer, por saber, por
asimilar… uf, y así me seguiría por los caminos casi infinitos de las
posibilidades: cada contacto tiene su red, es decir, tantas posibilidades
dentro de sus propios contactos, cada uno de estos contactos tiene su propia
red de sus propios contactos, sus propias posibilidad, si, suman millones, y no
es hablada, es real).
Pero aun así esas
metáforas son conocidas y sabias pero nunca nadie habla nada de… las hojas del mismo
árbol.
De conocer más
de tus mismos contactos actuales.
Sigamos
brevemente con la extensión de la metáfora.
Ya con los tres
mil cien mencionados y con el tema de la epifanía de las hojas (sí, fue una
revelación), me puse a la tarea más complicada: ver uno por uno a mis tres mil
cien contactos y revisar su perfil.
Sí, uno por uno.
Y lo hice despacio. Me tardé semanas.
Pero no sólo los
vi uno por uno, sino que… los clasifiqué, usé las herramientas disponibles en
el mismo LinkedIn, y así ya fui
sabiendo para qué realmente me pudieran
servir posteriormente los contactos de mi red. A cada uno de ellos los fui
conociendo, los fui asimilando.
No, no todos me
serán “útiles”, y sí, yo puedo de cierto modo de ser útil a todos, la verdad,
digo, está el Karma que dice, haz el bien sin esperarlo recíprocamente, ese
bien llegará, eventualmente.
A donde quiero
llegar, porque ya se me acabó el espacio, y probablemente tu paciencia, es a lo
siguiente:
Sólo decirles
que ahora estoy tomando un curso de Análisis de Redes Sociales en Coursera, pero este es de esos que de la
nada empiezan a usar derivadas, te hablan de la distribución de Poisson como si
la usaras todos los días y te hacen “bajar” aplicaciones para probar modelos de
redes random, o redes orgánicas o redes con obediencia a Leyes de Poder, y
válgame, qué de cosas, comadre, compadre, de pronto te sientes como con
martillo nuevo: a todo le ves forma de clavo.
Me siento
también que estoy viendo el tramado de la misma lluvia de numeritos verdes tipo
Matrix a cada paso que doy: al leer
de política, veo una red; al leer de educación, veo una red; al leer de
ciencia, veo más redes; al leer de tecnología, otra más; al leer de la UDEM,
más redes de redes, en este caso, la de los mismos alumnos, la de decenas de
miles de exalumnos, tantas personas, tanto árbol, tantos bosques por conocer.
Tantas hojas por
asimilar. Cada hoja un contacto, una conexión posible, una conversación
deseable, un acuerdo probable. Un contrato, un proyecto, un empleo, una idea
surgiendo, una revolución conceptual emergiendo.
Ideas,
conceptos, temas, negocios, intereses, contactos, alianzas, proyectos, conversaciones,
conexiones por concebir, pensar, analizar,
planear, realizar.
Y apenas estoy
comenzando.
Conectémonos.
Ya.
El autor da cursos
y asesorías de LinkedIn además de
Estrategias de Redes Sociales Profesionales y hoy se siente cósmico y no tanto como
para ver el entramado de lluvia de numeritos verdes, pero sí como para darles
consejos y consultoría sobre Redes Sociales Profesionales, tel 81 1312- 3874, luis.garcia.2099@gmail.com