Buen día.
Algunos de ustedes me han preguntado, bueno, Luis, pero ¿porqué das webinars?¿Qué ganas con ellos?
Bueno, primero que nada, la herramienta está ahí.
Gratuita.
Me resistía cuando un amigo me lo comentaba: "úsalo". Porque la cosa es que en sistemas y telecomunicaciones es sopa de todos los días. Y ya me di cuenta que afuera de esos ambientes, no. La gente no sabe lo sencillo que es recibirlo. Pero sólo lo sabe hasta que se fuerza a hacerlo.
Si supieran de la sencillez...
Déjenme les cuento que los webinars o webex (el kleenex o la coca de los webinars, nombre genérico), a como viene a ser conocida la actividad de esto de abrir desde casa u oficina una sesión, puede ser una demostración, resolución de problemas o simplemente explicatoria, a través de un software que puede ir desde un Skype colectivo a un Google Hangout o un Anymeeting o como quieran llamarle y que permite que un grupo de personas (en Anymeeting hasta 200) miren a la persona MIENTRAS ésta explica usando un POWERPOINT o PDF o un video de YOUTUBE e incluso, LA PANTALLA DEL PRESENTADOR, para llevar a cabo un proceso de transferencia de información de uno a muchos.
Y en este caso particular,como yo mismo tengo un tema que dar, que me sé, y he aquí la clave: UN TEMA QUE ME INTERESA QUE LOS DEMÁS SEPAN QUE LO SÉ, TANTO QUE LO DOY EN UN WEBINAR.
Ahí está todo.
No es difícil de entenderlo.
De hecho, ya sé de personas que me han visto y que se han puesto manos a la obra a pensar en cómo dar un webinar sobre sus temas particulares. Bien por ellos.
Eso me lleva al otro tema, el de que te hagan caso y "vengan" a ver el webinar.
Eso es más complicado.
Porque podremos dar misa, falta que los feligreses lleguen.
O como dijo alguien, no siempre se da el "constrúyelo, ellos vendrán" (tomado de la película soñadora de Kevin Costner, Campo de los Sueños) y que sólo ahí, en esa película, funciona.
Pero esos pequeños detalles no nos detendrán.
Bueno, el tema de las posibilidades son muchas. La cuestión aquí que me he encontrado es que la gente me dice, "cuando haya otro, me avisas", para asistir. Yo se las volteó y les digo, "¿qué te parecería, que si te interesa el tema, armamos uno, me dices cuando puedes, o pueden, y lo hacemos, ad hoc, ahí mismo".
A eso, me refiero, se abren posibilidades. Estas herramientas permiten un webinar de inmediato. Para consulta, aclaración, presentación, explicación, diálogo, discusión, epifanías, resoluciones.
De todos temas. Para todo mundo.
¿Qué obtengo con esto, que de momentos parece un desperdicio de tiempo, de esfuerzo, y que solo vienen a lo mucho, a lo mucho, diez personas?
Pues, dos cosas: Una, aparezco sutilmente en los timeline de la gente, poco a poco posicionándome en sus mentes como alguien capaz de dar webinars, que los está compartiendo gratuitos, que tengo la capacidad técnica de hacerlo, más la capacidad de entregar conocimiento, comentarios, anécdotas relacionadas, ejemplos del tema, que lo domino y que sí, gozo compartiéndolo.
La segunda: Hay una escena en la película de Apocalypse Now, en la que Martin Sheen está esperando su próxima misión, sin que pase nada, se asoma, aturdido, a la ventana y dice:
"Saigon... aún estoy en Saigon, siento que me suavizo, cada minuto que paso aquí me hago más blando. Mismo tiempo en el que Charlie (el modo en que se le denomina al enemigo) está en la jungla, haciéndose más fuerte."
Y aunque yo no soy Charlie, cada tiempo que estoy preparando y dando los webinar, en esta laptop, me hace más fuerte.
En soltura, en conocimiento, en firmeza y seguridad en lo que hago.
Y sabiéndolo, con eso tengo.
Pasen lindo día.